Por Ana González Vañek
©Muhammed Muheisen
Quiero reivindicar, una vez más, el inmenso poder transformador de la danza. El arte, en todas sus formas y expresiones, puede sanar nuestro mundo. Como es adentro es afuera. No huyamos de nuestra esencia alienando el propósito del alma en la educación verticalista tradicional ni en todos los mandatos que se nos imponen. Aquellas culturas que parecen más lejanas tienen tanto para enseñarnos en realidad.
Vivir para hacer de este mundo un lugar digno de ser habitado significa deconstruir todo lo que seguimos incorporando sin jamás cuestionarlo. Sí, hay bombas cayendo sobre pueblos enteros en estos momentos. ¿Qué estamos haciendo para evitarlo? ¿Nos preguntamos quienes toman estas decisiones? ¿Conocemos el verdadero propósito de los gobiernos occidentales? ¿Y el de los medios masivos de comunicación?
En Arts Scéniques en Communication trabajamos para sanar las trágicas consecuencias de la última guerra mundial. La guerra visible, que no habrá finalizado hasta que no decidamos unirnos, comprometidos con la transformación de nuestras sociedades, comenzando por donde hay que empezar.
Nuestra propuesta
Que los fondos recaudados por fundaciones y organizaciones no gubernamentales, no sean -únicamente- para ayudar a los refugiados sino -fundamentalmente- para construir sistemas culturales, educativos y económicos comprometidos con el fin de la guerra. Es fundamental enseñar a nuestras sociedades a pensar más allá de lo que resulta ser en apariencia, evidente.
Los países que hemos elegido como referencia económica, política y mediática, son los mismos que bombardean pueblos enteros mientras anuncian el lanzamiento de una vacuna. Releer la última oración por favor, y actuar en consecuencia. No consumir medios masivos de comunicación, es un acto fuertemente participativo. Descreer de la educación verticalista como único modelo pedagógico, es un acto fuertemente participativo. Evitar la reproducción del imaginario social que promueven los discursos publicitarios, es un acto fuertemente participativo.
Si no empezamos por donde hay que empezar, la transformación social no se dará jamás. Podemos ayudar a muchos en el corto plazo pero esto no alcanza. La ayuda humanitaria es la otra cara del sistema que requiere de su existencia para velarnos la mirada. Es necesario pensar a largo plazo, examinando, principalmente, las causas de todo conflicto actual. Atraverse a profundizar en el origen y comenzar por donde todo cambio verdadero comienza: el principio.
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