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Par Ana González Vañek


Si on tue la liberté, on tue la possibilité de transformer nos societés, et c'est l'éducation l'arme la plus puissante qu'on a pour changer le monde.


En tant que française et en tant qu'enseignante, mais surtout en tant qu'amoureuse de la vraie communication qui s'accompagne inévitablement du droit à la liberté d'expression, aujourd'hui mon cœur est plus que jamais dans mon pays de naissance.


Je soutiens cette cause qui m'interpelle profondément depuis des années, avec le désir et l'espoir de pouvoir construire des sociétés inclusives dans le monde entier.

 

Si matamos la libertad, matamos la posibilidad de transformar nuestras sociedades, y la educación es el arma más poderosa que tenemos para cambiar el mundo.


Como francesa y como profesora, pero muy especialmente como amante de la verdadera comunicación que va a acompañada, inevitablemente, por el derecho a la libertad de expresión, hoy mi corazón está más que nunca en mi país natal.


Apoyo esta causa que me interpela profundamente desde hace muchos años, con el deseo y la esperanza de poder construir sociedades inclusivas en el mundo entero.


©Blanquart Ch/ANDBZ/ABACA (ELLE Magazine - Societé)

Por Ana González Vañek

¿En nombre de qué?


Leyendo acerca del ataque terrorista que tuvo lugar el día de ayer en las inmediaciones de Paris, recordé la frondosa conversación que tuve con un querido amigo, francés, de Normandie, durante uno de mis últimos viajes a mi país natal.


Luego de una extensa reflexión que incluyó desde experiencias personales hasta religión en medio oriente, llegamos a la conclusión de que el orden dentro de la lógica de intimidación terrorista podría ser la siguiente:


Opinión pública (medios de comunicación)

Vida cotidiana (bares, calle, supermercados)

Espacios de formación (escuelas, universidades).


En un momento me dijo: "vas a ver que lo sigue son las escuelas, primero los profesores y después los chicos".


Hoy fue un profesor. Me impresiona sobremanera recordar tan claramente esa charla, especialmente por el contexto que rodeó a mi viaje y las características de nuestro encuentro, recientemente después de los atentados terroristas del año 2015.



Estábamos en el bar L'Ami Pierre, en enero de 2016 en Paris. Era muy tarde por la noche y hacía un frío glacial, como suele ser el invierno allí.


Aún conmovida por los trágicos sucesos del año anterior, tomaba lentamente mi copa de vino mientras miraba de reojo a través del ventanal, en estado de alerta permanente porque veía pasar a la policía antiterrorista, con sus armas descomunales, en cámara lenta.


El clima y contexto que envolvían esa imagen, junto con los covers de Edith Piaf que alguien detrás mío cantaba en vivo y atravesaban mis oídos como ruido sin forma, daban como resultado una escena de película. Claro, en aquel entonces se trataba de una de las primeras escenas de todas las que lamentablemente sucedieron hasta el día de hoy.


En el marco de una crisis que engloba -y por ende favorece- a otra, sólo espero de corazón que su frase "vas a ver...", se transforme en otra cosa.

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